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Por Nancy Murray, M.S., presidenta de The Arc of Greater Pittsburgh y vicepresidenta sénior de Achieva. También se desempeña como presidenta del Comité de Asuntos Gubernamentales de The Provider Alliance y es madre de hijos adultos con ID/A.
La Cámara de Representantes de Pensilvania ha aprobado un presupuesto que incluye un recorte de 170 millones de dólares para los servicios de discapacidad intelectual y autismo (ID/A). Lamentablemente, muchos miembros de la legislatura ven esto como un «ahorro» porque la cantidad que se recorta es igual a la cantidad que no se gastó en el año fiscal anterior.
Sin embargo, la RAZÓN POR LA QUE no se gastó fue porque los proveedores de servicios para personas con ID/A reciben tarifas que no les permiten contratar profesionales de apoyo directo (DSP) capacitados para atender a las personas de la comunidad de ID/A.
Lo que necesitamos es que esos 170 millones de dólares se mantengan en el presupuesto y se asignen a las tarifas de los DSP. Esto redundaría en beneficio de decenas de miles de residentes de Pensilvania que tienen ID/A, sus familias y los DSP que los apoyan.
Sin los fondos necesarios, el sistema ID/A seguirá colapsando.
En todo Pensilvania, las familias han expresado su corazón a los legisladores y han compartido historias profundamente personales sobre sus vidas, sus familias y sus temores por el futuro. Viven en un estado constante de desesperación silenciosa, ya que las mamás, los papás, los hermanos y los abuelos brindan cuidados hasta bien entrados los 80 años y apoyan a los hijos adultos con ID/A.
Más de 5,600 familias están en la categoría de Necesidades de Emergencia. Esto significa que el estado es plenamente consciente de su desesperación y crisis, pero no hay garantía de que se les proporcionen los servicios necesarios. El estado no ha atendido las solicitudes de servicios de miles de personas con discapacidades intelectuales y autismo debido al fracaso y al colapso del sistema, que ha sido objeto de atención en los medios de comunicación y en el Capitolio durante los últimos años. Lo único que piden estas familias es que sus seres queridos reciban los servicios esenciales para mantener la vida que la Oficina de Programas de Desarrollo ha determinado que reúnen los requisitos para recibirlos.
La Asamblea General tiene el poder de rectificar esta crisis. La comunidad ID/A ya ha sufrido bastante. Es hora de dar un paso adelante, escuchar el llanto de las familias y tomar medidas inmediatas para restablecer los fondos para los programas de ID/A. No permitamos que pase otro día sin que se restablezcan los 170 millones de dólares que se han asignado a las tarifas y se detenga el colapso de este sistema de servicios que tanto necesitan algunas de las personas y familias más vulnerables del estado.